Una relación que te cambia la vida
Alguien que ve en nosotros algo que no vemos,
que está latente y que necesita desplegarse.
En su libro
“Everyday blessings”, Jon Kabat-Zinn define el concepto de soberanía como “ser
quien realmente uno es y convertirse en quien uno pueda ser”. Muchas veces el
camino para “encontrarnos” puede ser largo y difícil. Existen personas que nos
acompañan mucho tiempo o incluso una sola vez, que respetan nuestra soberanía y
nos ayudan a desarrollar nuestra idiosincrasia y nos transforman la vida.
Hablamos de los “mentores”, personas que gracias a su buena tutela elevan
nuestra autoestima y motivación.
Según
Sir Ken Robinson (en su libro “El Elemento”) los mentores desempeñan uno,
alguno o todos de estos 4 papeles:
1-
Reconocimiento de algún talento, capacidad, interés, pasión, etc.
2-
Estimulación, capacidad de hacerle creer al otro que puede conseguir algo que
antes parecía imposible o poco probable. Implica estar cerca para
recordarnos las capacidades que tenemos y lo que podemos conseguir si
trabajamos en eso.
3-
Facilitación: ayudar a otro a desarrollarse en su “elemento”. Ofreciendo consejo,
técnica, información, contactos, oportunidades, etc. Concretamente allanando el
camino
4-
Exigencia.
Empujar al otro más allá de sus propios límites. Sólo para descubrir que hay
más...
Si no reconocemos nuestra naturaleza, nuestro
elemento, y vivimos apartados de ella o él generamos sufrimiento en nuestras
vidas y en la de los que nos rodean. Lo entendemos como una búsqueda
conciente de entrar en sintonía con nuestro propio ser. Si bien no es
una búsqueda externa de poder, ser soberanos de nuestra vida nos hace sentir
realmente poderosos. La sensación de estar donde tenemos que estar más allá de
las circunstancias.
Como adultos es nuestra responsabilidad
generar una sociedad saludable. Esta vez, la propuesta es desde nuestros
múltiples roles reconocer las capacidades, atributos y talentos de quienes nos
rodean, especialmente cuando se trata de niños y jóvenes, para así honrarlos haciéndoles
lugar para que sean quienes quieran o puedan ser en su mejor versión.
Descubriéndolos, tratando (decimos tratando porque sabemos que es muy difícil)
no cambiarlos. Recordando y confiando en que el cambio es parte de la vida y
dejando que lo hagan según su conciencia y necesidad. Reverenciando
sus almas, reconociendo su individualidad, respetando su soberanía. Mostrándoles
un mundo que los acepta por quiénes son, legándoles confianza, seguridad y
fortaleza interna.
Como todos encontramos dificultades, límites
y obstáculos cuando buscamos lo que queremos hacer, es muy gratificante
encontrarse en la vida con alguien más experimentado o no, que nos ayude a
identificar nuestras pasiones, que aliente nuestros intereses, que allane
nuestro camino y nos dé un empujón para que saquemos lo mejor de nosotros
mismos.
Prestemos atención a nuestra verdad y
aprendamos a vivirla para no llevar una existencia dormidos sin saber quiénes
somos.
Empatía y aceptación son dos palabras clave.
Miremos otra vez, animémonos a desarrollarnos y a ayudar a otros a seguir su
verdadera voz.