miércoles, 23 de noviembre de 2011

Viva la diferencia

Si no quiero lo que tú quieres, no me digas, por favor, que lo que yo quiero está mal.
O si lo que yo creo es distinto de lo que tú crees, piénsalo un poco antes de corregir mis creencias.
O si mis emociones son menos intensas que las tuyas, o más, dadas las mismas circunstancias, procura no decirme que sienta más o menos que tú.
O si actúo, o dejo de actuar de un modo distinto a tu plan de acción, respeta el mío.
De momento no te pido que me entiendas. Eso sólo llegará cuando dejes de querer hacerme una copia de ti.
Puede que yo sea tu marido o esposa, tu padre o madre, tu hijo, tu amigo, tu compañero.

Si tú me permites que experimente mis deseos o sentimientos o mis creencias o mis acciones, sólo entonces te abrirás a entenderme de modo que algún día mi forma de ser no te parecerá tan errónea. Incluso pueda llegar a parecerte correcta- para mí.
Si logras aguantar mi forma de ser, será el primer paso para llegar a entenderme.

No quiere decir que tengas que adoptar mis ideas o mi manera de ver la vida, sino que ya no te irritarás conmigo o te sentirás desilusionado por mi aparente desobediencia.
Y al entenderme mejor, logres quizás apreciar mis diferencias, y lejos de tratar de cambiarme, incluso busques preservar y fomentar esas diferencia.

Poesía “Tambores Diferentes”


Está claro que las personas somos distintas unas de otras en formas fundamentales. Esas diferencias de comportamiento pueden, y de hecho generalmente lo son, ser explicadas en términos de defectos o faltas. Así los padres, los maestros, los terapeutas, creemos que nuestra labor es corregir esos defectos. Moldearlos según nuestra idea e imagen que por supuesto tiene una fuerte carga cultural. Por suerte ese proyecto es imposible de llevar a cabo y en la brecha que se produce entre la expectativa y la realidad surgen los verdaderos desafíos humanos de conocernos, aprender a respetarnos, tolerar la diferencia, reconocer los prejuicios y los juicios de valor, de vivenciarnos en nuestra individualidad. Aceptar que el otro es alguien a quien nunca vamos a comprender por completo, pero alguien a quien podemos querer y amar. Así el mundo está poblado de fríos, sensibles, racionales, lentos, ansiosos, agresivos, intuitivos, aventureros, miedosos, sociables, introvertidos, etc.

Por debajo de la crianza que les ofrecemos a nuestros hijos se anida la idea “de tal palo tal astilla” ¿una buena versión de nosotros mismos? Existe también la creencia que a mismo comportamiento igual experiencia. Sin embargo en ambos casos comprobamos diariamente que no es así, los niños vienen al mundo con agenda propia y aún haciendo lo mismo sus experiencias pueden llegar a ser radicalmente opuestas. Si como padres y educadores no nos damos cuenta que muchos chicos son increíblemente diferentes a cómo somos nosotros, corremos el riesgo, aún con nuestras buenas intenciones, de invadirlos en su espacio privado de experiencia y de desconfirmarlos en su singularidad. Por otro lado, si nos damos cuenta ¿qué hacemos? ¿los tratamos de forma distinta? Este es el real dilema.

Como el Mito de Procusto, un gigante que hospedaba viajeros a los cuales hacía descansar en una cama de un tamaño en particular, si la persona era de mayor tamaño le amputaba los miembros hasta dar con la medida y si era de menor tamaño le estiraba las extremidades hasta dar con la medida adecuada, en el intento de “encajar” producimos una profunda herida y no una verdadera transformación. La tarea que proponemos es mirarnos otra vez, recordar (remember en inglés que puede entenderse también como “remembrar” recuperar los miembros perdidos) y recuperar nuestra propia medida, para respetar la medida ajena.


Juntas

Somos mujeres que queremos salir de la queja, que queremos intentar mirar los conflictos desde un lugar compasivo y no agresivo, mamás que queremos ver la cara de nuestros hijos en la de todos los chicos involucrados en un problema.En este blog proponemos no quedarnos con la primera impresión de las cosas, proponemos “tener la voluntad de volver a mirar”; porque solo así podemos reflexionar, no aferrarnos a una narración individual y pensar en la responsabilidad que nos toca en cada situación.Aceptamos el conflicto como parte de la vida, sin exigirle al colegio una “puesta en escena de mundo ideal” sino un espacio real de socialización. Queremos darle a los chicos y a nosotras mismas alternativas distintas a la de ser víctima o victimario.Queremos construir, porque sólo así podemos empezar a materializar nuestro deseo de un mundo mejor. Porque somos mujeres que nos damos cuenta de la necesidad de un impulso cuya meta u origen residen aún más allá de nosotrasPorque somos mujeres que creemos que debemos ser parte de una iniciativa global por la paz. Porque creemos que de las madres depende que de este mundo se erradique de una vez y para siempre la violencia como método.

Trabajando por la paz

En esta sección recibimos propuestas e ideas de actividades para encarar juntas y en familia que nos ayuden a reflexionar sobre la paz y la no violencia.

Actividades artísticas, deportivas, debates e intercambios. Intentamos que un espacio de nuestro tiempo recreativo en familia lo volquemos en "trabajar por la paz".

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