El pasado 8 de marzo se celebro el día Internacional de la Mujer, que ya suma 100 años de existencia. Desde su declaración en 1910, hemos ganado espacios que antes eran privilegio de los hombres: el derecho a votar, el ingreso al mundo laboral, el derecho a planificar nuestra maternidad, y hasta logramos ocupar la presidencia en varios países y ganar premios nobel. Sin embargo, esos avances se han alcanzado de forma muy dispar, dependiendo de la pertenencia a un estrato económico social, a un país o a una cultura, No obstante, hay una constante que no ha cambiado en la vida de la mujer: nuestro innegable rol como salvaguarda de la salud en nuestros hogares y por ende de la sociedad.
Las mujeres en cualquier momento de nuestras vidas podemos ser madres, estudiantes, líderes o trabajadoras; y para cada uno de estos múltiples roles el cuidado de nuestra salud es fundamental, no sólo para protegernos a nosotras mismas sino a aquellos que dependen de nuestra atención y protección (hijos, padres, esposos). No en vano los organismos internacionales como las Naciones Unidas (ONU) han desarrollado una serie de programas destinados al cuidado de la salud de la mujer como un factor crucial para el desarrollo de las futuras generaciones. Cuidando la salud de la mujer, apostando a su educación, se cuida a sus familias, a sus comunidades. La mujer es un vector para la promoción de la salud y la educación. Es por eso que como mujeres tenemos el compromiso de compartir nuestro conocimiento, pasar la voz, enseñar a otros y otras a cuidar y cuidarse. Tenemos la responsabilidad de ayudar a otras mujeres a cumplir ese rol, a conocer sus derechos y los de su familia y desde ese pequeño gran lugar intentar compensar las inequidades sociales, culturales, sanitarias que hoy siguen ofreciendo un panorama muy dispar a la hora de hablar de “las mujeres”.
En el mes de la mujer, las invitamos a “mirarse otra vez”, no sólo mirar a los otros, saber que al cuidarnos estamos cuidando y que ayudando a otros a cuidarse están haciendo un gran aporte más allá de nuestro pequeño lugar en el mundo.