Un momento dónde el tiempo transcurre distinto. Sobre todo el interno.
No hay horarios fijos. Hay tiempo para descansar, para no hacer nada, para leer, para conversar, para hacer silencio, para ejercitarse, para recrearse, para compartir, para estar a solas, incluso para aburrirnos. Si capitalizamos este cambio nos encontramos con la posibilidad de registrar matices de nuestro estado interior.
Nos vamos llenos de expectativas, ya sabemos que no sólo no se cumplen todas sino que además nos volvemos con otra perspectiva sobre nosotros mismos, y por supuesto de los demás también. Pero nuestro compromiso es ser valientes, soltar los juicios sobre los demás y encargarnos de nuestro propio aprendizaje que al fin y al cabo es sobre lo que podemos tener alguna injerencia.
Repasemos entonces nuestra experiencia en la “Dimensión Vacacional” y preguntémonos:
• ¿Cómo me relaciono con lo espontáneo?
• ¿Cómo me llevo con el tiempo libre? ¿Lo ocupo?, ¿lo disfruto?.¿Espero que otro organice y decida por mí?. ¿Si otro lo hace, me alivia o me enoja?
• ¿Qué registro con respecto estar fuera de una rutina que aunque me agobie muchas veces me ordena?
• ¿Cómo vivo la intimidad familiar? ¿La demanda de los chicos?
• ¿Cómo me llevo con el placer?
• ¿Hay algo que haya experimentado en este tiempo que quiera extrapolar en proporciones realistas al resto del año?
Yo elegí el silencio, yo la contemplación ¿y vos?
Si nos hacemos las preguntas y tratamos de rastrear respuestas honestamente hallaremos información valiosa sobre la cual llevar conciencia y trabajo para transformarnos, crecer, mejorar, atender asuntos olvidados y así crecer y nutrir nuestro entorno con una mejor versión de nosotros mismos.
En el 2008, Sergio Sinay, a quien hemos citado en otras ocasiones escribía el artículo “Vacaciones, ¿para qué?”. A continuación transcribimos los fragmentos con los que más nos identificamos. Recomendamos leer el artículo completo ingresando al siguiente link: http://www.lanacion.com.ar/1083736-vacaciones-para-que
Vacaciones, ¿para qué? Por Sergio Sinay
Domingo 28 de diciembre de 2008 Publicado en edición impresa
(…) La palabra "vacaciones" proviene del vocablo latino vacatio . Su acepción original es "tiempo de vaciamiento". Es el momento de vaciar algo que está lleno. Los seres humanos solemos encontrarnos ante dos tipos de vacío. Uno es lo que la filosofía china llama wu wei . Sin una traducción exacta al español, el término podría entenderse como "inacción" o "no actuar". Habla de un vacío fértil, el de la pasividad, la receptividad, el silencio y la contemplación. En él no hay nada que hacer, sino permitirse ser un simple testigo de lo que está alrededor, de lo existente, hasta fundirse con ello y reintegrarse a la naturaleza en todas sus dimensiones, algo que Occidente ha ido postergando en los últimos cuatro siglos. El poeta y traductor Henri Borel (1869-1933), que estuvo en China y se adentró en esa filosofía, le dedicó a la propuesta un bello y breve relato, que se titula precisamente Wu Wei , y en él un maestro oriental dice al protagonista, un joven occidental ansioso por llenarse de sabiduría (supuestamente el propio Borel): "Los seres humanos podrían ser verdaderamente tales si se dejaran ir como florecen las olas del mar, como florecen los árboles. Pero se dejan cegar por sus sentidos y sus deseos. Quieren todo el tiempo voluptuosidad, alegría, fama, riquezas; sus movimientos toman la violencia de la tempestad desencadenada, su ritmo es un ascenso furioso seguido de una precipitada caída". (…)
Hay dos vacías. En el primer vacío florecen nuevas perspectivas; se ve lo que habitualmente escapa a nuestra mirada; es posible encontrar emociones, sentimientos y capacidades olvidadas; se despliegan aspectos insospechados del mundo y de los seres que nos rodean; se advierten caminos de vida hasta entonces impensados; muchas imposibilidades se transforman en posibilidades, y lo que parecía inamovible e incuestionable revela nuevos aspectos. Por eso tal vacío es fértil. El otro produce el efecto contrario. Cierra la mirada, confunde, genera insatisfacción, empobrece las experiencias, las hace repetitivas, lleva a hundirse en el bullicio, en la actividad obsesiva. Cualquier cosa a cambio de no pensar, no sentir, no afrontar la pregunta insistente acerca de cómo y para qué vivir. Por eso este vacío es existencial. En el vacío fértil nada hay para hacer, ni es necesario. Es un estado y, como tal, se trata de estar en él, de permanecer. No hay que llenarlo; no pide eso. Del vacío existencial se suele procurar huir por cualquier puerta, a cualquier precio; su presencia multiplica los movimientos de fuga (ruido, hiperactividad, relaciones seriales, consumo voraz, necesidad de movimiento continuo). El vacío fértil es acogedor, el vacío existencial es insoportable. (…)
A la luz de estas descripciones, bien se puede decir que hay vacaciones endorfínicas y hay vacaciones adrenalínicas. Las primeras, probablemente, son el resultado de un auténtico vacatio , un tiempo de vaciamiento, un acercamiento sin temor al vacío fértil. Las segundas suelen resultar la continuidad de un estilo que viene del año transcurrido y que acaso se prolongará en el tiempo por venir.
Tiempo de respuestas
(…)"El silencio no es la ausencia de sonido, sino un deslizamiento de la atención hacia los sonidos que le hablan al alma", apunta el psicoterapeuta y mitólogo Thomas Moore en El reencantamiento de la vida cotidiana. (…) ". El "tiempo de vaciamiento" puede ser, en efecto, un tiempo de respuestas a preguntas nunca afrontadas.
(…). El profesor de Psicología de la Universidad de Uppsala, Suecia, Owe Wikstrom, especialista en el estudio de las relaciones entre religiosidad y salud mental, lo propone en su profundo y vivencial Elogio de la lentitud : "Tarde o temprano, los seres humanos tenemos que emprender el viaje más decisivo de todos: el viaje hacia nosotros mismos. Y un requisito necesario para este viaje interior es disminuir la velocidad". Y se puede agregar: junto con la velocidad, disminuir el ruido, la hiperactividad, el productivismo, la voracidad, el apetito material, la preocupación por lo efímero, por lo circunstancial, por lo superficial, por lo fugaz (aunque brille, aunque tiente). (…)
"Hay dos silencios: uno asusta y el otro pacifica", dice Nouwen. "Nos hemos alienado del silencio; no sabemos qué hacer con él. Si vamos a la playa o vamos al bosque, los auriculares son nuestros compañeros más importantes; parece que no podemos soportar el sonido del silencio." Silencio, vacío, receptividad, pasividad, contemplación, son palabras que se ofrecen como oportunidades en el horizonte vacacional. Más que como simples palabras, asoman como oportunidad de nuevas y profundas experiencias. (…)
Quizás una de las experiencias para transitar consista en revisar la noción de ocio productivo. Como sostendría Aristóteles, esas dos palabras no se llevan. El ocio no es ni puede ser, por definición, productivo, y quien siente la necesidad de producir en ese tiempo no es una persona libre, según la mirada del filósofo griego. Aristóteles sostenía que el ocio es condición de la libertad. Cuando el hombre cesa de producir, decía, se ve ante aquello que lo hace humano: las cuestiones morales. Y debe definirse y comprometerse ante ellas. Si tener tiempo libre equivale a estar ocioso, ¿es libre quien, aun cuando está ocioso, siente la necesidad de producir algo?
La voluntad de volver a mirar. El respeto es estar dispuesto a no aferrarnos a una vision particular
lunes, 7 de febrero de 2011
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Juntas
Somos mujeres que queremos salir de la queja, que queremos intentar mirar los conflictos desde un lugar compasivo y no agresivo, mamás que queremos ver la cara de nuestros hijos en la de todos los chicos involucrados en un problema.En este blog proponemos no quedarnos con la primera impresión de las cosas, proponemos “tener la voluntad de volver a mirar”; porque solo así podemos reflexionar, no aferrarnos a una narración individual y pensar en la responsabilidad que nos toca en cada situación.Aceptamos el conflicto como parte de la vida, sin exigirle al colegio una “puesta en escena de mundo ideal” sino un espacio real de socialización. Queremos darle a los chicos y a nosotras mismas alternativas distintas a la de ser víctima o victimario.Queremos construir, porque sólo así podemos empezar a materializar nuestro deseo de un mundo mejor. Porque somos mujeres que nos damos cuenta de la necesidad de un impulso cuya meta u origen residen aún más allá de nosotrasPorque somos mujeres que creemos que debemos ser parte de una iniciativa global por la paz. Porque creemos que de las madres depende que de este mundo se erradique de una vez y para siempre la violencia como método.
Trabajando por la paz
En esta sección recibimos propuestas e ideas de actividades para encarar juntas y en familia que nos ayuden a reflexionar sobre la paz y la no violencia.
Actividades artísticas, deportivas, debates e intercambios. Intentamos que un espacio de nuestro tiempo recreativo en familia lo volquemos en "trabajar por la paz".
Escribinos a mirarotravez@gmail.com
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