martes, 6 de julio de 2010

El Perdón

El perdón es un proceso que emana de nuestra libertad de elegir qué hacer con lo que sentimos, en este caso enojo, dolor y desilusión. El verdadero perdón tiene un carácter activo y de sacrificio, ya que se alcanza en la búsqueda y la práctica y no con una simple idea o acto. El residuo jamás se puede borrar por completo y hay que limpiarlo periódicamente y transformarlo.

Es también el proceso de recuperar nuestra energía, aquella que le otorgamos a la persona, el hecho o el vínculo que nos haya lastimado. Remembrarnos, ocuparnos de recuperar aquellos aspectos perdidos (la autoestima, la ilusión, la alegría, la esperanza, la compasión, la comprensión, la creatividad) en el dolor o la rabia para re-utilizarlos en situaciones más gratificantes. Se trata de un doble proceso de recordar y dejar ir al mismo tiempo.

En cualquier acto de auténtico perdón uno ha de pasar necesariamente por una experiencia de especial agonía que puede durar mucho o poco pero que es inevitable y es una experiencia de impotencia interior ligada al repudio del deseo de venganza, de escarmiento y la resignación de la recompensa objetiva merecida por el daño sufrido.

Tratemos entonces de ser compasivos con nosotros mismos, perdonarnos y perdonar. Miremos otra vez y atrevámonos a transitar este difícil camino ya que como humanos que somos más de una vez tendremos que perdonar y ser perdonados.




»Perdonar no significa olvidar. Si usted olvidase todo no sabría qué perdona. Para perdonar es necesario asumir los abismos que hay en el ser humano«.
Elisabeth Lukas, La felicidad en la familia
Misterios del perdón
Carta al señor Sinay:
Publicado en la Revista La Nación - 5 de julio de 2009
"El perdón calma el dolor y nos hace felices". Esto lo dijo Khim Phuc, la nena vietnamita que fue símbolo del horror de la guerra, esa niña cuya foto recorrió el mundo entero. Su reciente visita y testimonio nos tiene que marcar en el corazón algo distinto, un antes y un después. Si ella, víctima de algo tan atroz, pudo decirle al jefe del ejército que dio la orden de ejecutar el ataque que lo perdonaba, pudo abrazarlo, y tener con él hoy una relación de mutuo afecto, ¿por qué no podemos nosotros, frente a temas mucho menores, lograr perdonar o que nos perdonen. Ella tuvo un encuentro personal con Jesús, como lo manifiesta en cada entrevista y en su testimonio del Luna Park, tan impresionante. Un testimonio que unió ese día y los anteriores a cristianos evangélicos y católicos que reunidos oraron, cantaron y escucharon hablar sobre el perdón. ¿Es posible lograrlo? Esto nos muestra claramente que sí. Norma Kent

A continuación se reproducen fragmentos del artículo de Sergio Sinay. Para leer la nota completa ingresa a: http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1145757

(…) Es relativamente fácil pedir perdón, aunque el orgullo de muchas personas se convierte en escollo insalvable para que ellas lo hagan. Lo difícil es acompañar ese pedido con acciones reparadoras.

(…) Perdonar es, etimológicamente, dar algo de manera gratuita. ¿Qué damos al perdonar? ¿Absolución? ¿Olvido? ¿Condonación? En estos tres casos la acción que provocó la herida (física, moral, psíquica o emocional) queda borrada, como sino se hubiese producido. Desaparecen peligrosamente la responsabilidad y la memoria. La gran escritora y terapeuta austriaca Elisabeth Lukas dice en La felicidad en la familia , algo tan fuerte como bello: »Perdonar no significa olvidar. Si usted olvidase todo no sabría qué perdona. Para perdonar es necesario asumir los abismos que hay en el ser humano«. Y hay abismos en cada alma humana. A menudo la decisión de no perdonar nos deja fijados a la sombra del otro y sin posibilidad de asomarnos a la nuestra para comprenderla y conocernos. Para perdonar es necesario desprenderse de la sensación de poder que nos da la culpa que el otro siente ante nosotros. Y ese desprendimiento requiere enorme humildad. ¿Qué pasa si quien nos hirió u ofendió no siente culpa? Nuestra negativa a perdonar, en este caso, le da a esa persona un gran poder sobre nosotros. Como dice Lukas, perdonar supone luchar con uno mismo antes que con el »enemigo«. Quien no perdona se amolda al otro. Quien perdona al que no se arrepiente, le da una lección moral. (…)

Juntas

Somos mujeres que queremos salir de la queja, que queremos intentar mirar los conflictos desde un lugar compasivo y no agresivo, mamás que queremos ver la cara de nuestros hijos en la de todos los chicos involucrados en un problema.En este blog proponemos no quedarnos con la primera impresión de las cosas, proponemos “tener la voluntad de volver a mirar”; porque solo así podemos reflexionar, no aferrarnos a una narración individual y pensar en la responsabilidad que nos toca en cada situación.Aceptamos el conflicto como parte de la vida, sin exigirle al colegio una “puesta en escena de mundo ideal” sino un espacio real de socialización. Queremos darle a los chicos y a nosotras mismas alternativas distintas a la de ser víctima o victimario.Queremos construir, porque sólo así podemos empezar a materializar nuestro deseo de un mundo mejor. Porque somos mujeres que nos damos cuenta de la necesidad de un impulso cuya meta u origen residen aún más allá de nosotrasPorque somos mujeres que creemos que debemos ser parte de una iniciativa global por la paz. Porque creemos que de las madres depende que de este mundo se erradique de una vez y para siempre la violencia como método.

Trabajando por la paz

En esta sección recibimos propuestas e ideas de actividades para encarar juntas y en familia que nos ayuden a reflexionar sobre la paz y la no violencia.

Actividades artísticas, deportivas, debates e intercambios. Intentamos que un espacio de nuestro tiempo recreativo en familia lo volquemos en "trabajar por la paz".

Escribinos a mirarotravez@gmail.com

Contacto

Si querés escribirnos, hacernos llegar tus ideas, comentarios o experiencias hacelo a mirarotravez@gmail.com