Gracias es una de las palabras más importantes que le podemos decir a alguien.
Gracias engloba un enorme significado en una sola palabra.
Significa decirle al otro: “te veo”, “registro lo que hiciste por mí”, “fuiste amable conmigo y sé que hacer algo por otro implica un esfuerzo”.
Me hace sentir especial que hayas decidido hacer ese esfuerzo por mí.
Agradezco eso. Dejas una huella en mí.
Un estudio hecho por Martin Seligman (Psicología Positiva) revela que las personas agradecidas son más felices. Si observamos a las personas que saben ser felices encontraremos que el punto clave consiste en que son agradecidos por lo que tienen y que no está relacionado con la riqueza material. También comprobó que personas con el estado de ánimo deprimido, que identificaron y escribieron diariamente tres cosas por las que daban gracias, al cabo de 15 días obtenían mejoras significativas.
Por lo tanto, cultivar la gratitud es una poderosa manera de afrontar la adversidad. Sólo al elegir focalizar en las bendiciones que nos da la vida, en lugar de las faltas, los déficits, etc, estamos reforzando sentimientos positivos hacia nosotros, nuestra vida y hacia los demás. Expresar la gratitud es una experiencia con sorprendentes y grandes beneficios tanto para el que recibe como el que expresa.
A veces es difícil agradecer porque estamos sintiéndonos muy enojados, tristes o preocupados. Esos sentimientos son nuestro problema a resolver. Mientras tanto podemos probar con decir gracias, que es una primera forma de registrar a los demás y de entrenarnos en ser amables. La gratitud, dice Seligman, se mejora con la práctica.
La gratitud es un sentimiento que nos obliga a estimar el beneficio o favor que se nos ha hecho o ha querido hacer y a corresponder a él de alguna manera. Previo a este sentimiento necesito abrirme a recibir lo que otro o la vida tienen para darme. Abrirme para que otro pueda desplegar sus ganas de dar y sentirse feliz por eso. Si yo sólo puedo dar y me cuesta recibir, tengo que atender asuntos relacionados con el control y el poder. Miremos otra vez, dentro de nosotros y registremos si nuestro orgullo, la creencia que todo me lo merezco o la sensación de quedar en deuda con otro nos impiden ser agradecidos.
Gracias engloba un enorme significado en una sola palabra.
Significa decirle al otro: “te veo”, “registro lo que hiciste por mí”, “fuiste amable conmigo y sé que hacer algo por otro implica un esfuerzo”.
Me hace sentir especial que hayas decidido hacer ese esfuerzo por mí.
Agradezco eso. Dejas una huella en mí.
Un estudio hecho por Martin Seligman (Psicología Positiva) revela que las personas agradecidas son más felices. Si observamos a las personas que saben ser felices encontraremos que el punto clave consiste en que son agradecidos por lo que tienen y que no está relacionado con la riqueza material. También comprobó que personas con el estado de ánimo deprimido, que identificaron y escribieron diariamente tres cosas por las que daban gracias, al cabo de 15 días obtenían mejoras significativas.
Por lo tanto, cultivar la gratitud es una poderosa manera de afrontar la adversidad. Sólo al elegir focalizar en las bendiciones que nos da la vida, en lugar de las faltas, los déficits, etc, estamos reforzando sentimientos positivos hacia nosotros, nuestra vida y hacia los demás. Expresar la gratitud es una experiencia con sorprendentes y grandes beneficios tanto para el que recibe como el que expresa.
A veces es difícil agradecer porque estamos sintiéndonos muy enojados, tristes o preocupados. Esos sentimientos son nuestro problema a resolver. Mientras tanto podemos probar con decir gracias, que es una primera forma de registrar a los demás y de entrenarnos en ser amables. La gratitud, dice Seligman, se mejora con la práctica.
La gratitud es un sentimiento que nos obliga a estimar el beneficio o favor que se nos ha hecho o ha querido hacer y a corresponder a él de alguna manera. Previo a este sentimiento necesito abrirme a recibir lo que otro o la vida tienen para darme. Abrirme para que otro pueda desplegar sus ganas de dar y sentirse feliz por eso. Si yo sólo puedo dar y me cuesta recibir, tengo que atender asuntos relacionados con el control y el poder. Miremos otra vez, dentro de nosotros y registremos si nuestro orgullo, la creencia que todo me lo merezco o la sensación de quedar en deuda con otro nos impiden ser agradecidos.